Trastorno de estrés postraumático

Trastorno de Estrés Postraumático

El Trastorno de Estrés Postraumático se produce como consecuencia de un acontecimiento vivido como algo catastrófico o amenazante, normalmente por sorpresa y de carácter inescapable, lo que aumenta la sensación de vulnerabilidad.

Algunos posibles eventos detonantes son los conflictos bélicos, las agresiones físicas, las experiencias de supervivencia a accidentes, desastres naturales, actos terroristas u otros análogos.

Puede haber sido experimentado personalmente en las propias carnes, puede haberlo conocido por el relato vivido de otra persona, haber sido testigo del mismo con sus propios ojos, o bien puede haberse librado de él por casualidad cuando debería haberse encontrado en el lugar y el momento en el que se produjo la catástrofe.

Respuesta natural al trauma

Es natural sentir miedo en estas situaciones y, una vez que el trauma se ha producido, que intentemos evitarlas. Esta respuesta de temor forma parte de un sistema defensivo que es adaptativo puesto que nos ayuda a defendernos o a huir de un posible peligro.

Cuando se produce un trauma el individuo se ve expuesto a un estresor tan grande que hace que se produzcan daños colaterales al no poder volver el sistema nervioso a su homeostasis, a su equilibrio estructural y funcional.

Lo habitual es que con el paso del tiempo estas respuestas vayan desapareciendo espontáneamente y que la persona recupere su estado anímico normal. Cuando esto no sucede y la persona persiste en sus conductas defensivas es cuando se puede diagnosticar de Trastorno de Estrés Postraumático.

Criterios diagnósticos del TEPT

Para que un adulto reciba un diagnóstico de trastorno por estrés postraumático, debe presentar una sintomatología bien tipificada en el Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales, DSM, durante una duración superior a un mes.

Síntomas de recuerdos intrusivos o reviviscencia

Es la reexperimentación involuntaria e intrusiva de aspectos asociados a la experiencia traumática en forma de flashbacks, activación fisiológica (taquicardias o temblores) u otros relacionados con el suceso traumático. Debe darse al menos uno de los siguientes síntomas.

  • Experimentar flashbacks, o revivir mentalmente el acontecimiento traumático una y otra vez, incluso acompañado de síntomas físicos como palpitaciones o sudoración.
  • Tener recuerdos o sueños recurrentes relacionados con el acontecimiento.
  • Tener pensamientos angustiantes.
  • Presentar indicios físicos de estrés.

Los pensamientos y los sentimientos pueden desencadenar estos síntomas, al igual que las palabras, los objetos o las situaciones que hacen recordar lo ocurrido.

Síntomas de evasión

Consisten en la evitación de lugares, situaciones o personas ligadas al suceso traumático de forma más o menos consciente. Con la estrategia de evitación se procura eliminar la posibilidad de que se pueda volver a dar el trauma. Estas conductas de evitación se pueden normalizar hasta el punto de que ya no se da cuenta de que existen por lo que es especialmente importante su evaluación. Debe darse al menos uno de los siguientes síntomas.

  • Mantenerse alejado de lugares, acontecimientos u objetos que le hacen recordar la experiencia.
  • Evitar pensamientos o sentimientos relacionados con el hecho traumático.

Los síntomas de evasión pueden hacer que la persona cambie su rutina. Por ejemplo, después de un accidente automovilístico grave, puede evitar conducir o viajar en automóvil.

Síntomas de hipervigilancia y reactividad selectiva

A todo aquel estímulo que tenga relación con la situación desencadenante del trauma. Deben darse al menos dos de los siguientes síntomas.

  • Sobresaltarse fácilmente.
  • Sentirse tenso, mantenerse en guardia o estar “con los nervios de punta”.
  • Tener dificultad para concentrarse.
  • Tener problemas para conciliar el sueño o permanecer dormido.
  • Sentirse irritable y tener arrebatos de ira o agresividad.
  • Mostrar comportamientos arriesgados, imprudentes o destructivos.

Con frecuencia hay síntomas de hipervigilancia presentes, los que pueden provocar sentimientos de estrés y enojo y pueden interferir en tareas de la vida diaria, como dormir, comer o concentrarse.

Síntomas cognitivos y del estado de ánimo

Como consecuencia de un procesamiento de la información mediatizado por un estado emocional mantenido de alerta. Deben darse al menos dos de los siguientes síntomas.

  • Experimentar problemas para recordar detalles importantes de la experiencia traumática.
  • Tener pensamientos negativos sobre uno mismo o el mundo.
  • Tener pensamientos distorsionados sobre el acontecimiento que causan sentimientos de culpa.
  • Experimentar emociones negativas continuas, como miedo, ira, culpa o vergüenza.
  • Perder el interés en actividades en las que participaba antes.
  • Sentirse socialmente aislado.
  • Tener dificultad para sentir emociones positivas, como felicidad o satisfacción.

Los síntomas cognitivos y del estado de ánimo pueden comenzar o empeorar después de la experiencia traumática. Estos síntomas pueden hacer que la persona se sienta aislada o desconectada de sus amigos o familiares.

El trauma por infidelidad

Un ejemplo de trauma que potencialmente puede derivar en un trastorno postraumático sería la infidelidad.

Una infidelidad genera dolor emocional y una gran dificultad para volver a confiar en quien nos ha traicionado. No traiciona quien quiere, sino quien puede, quien tiene el poder de romper un vínculo de confianza. Los seres humanos necesitamos de otras personas con las que establecer lazos con fines de apoyo emocional, pertenencia y afecto. Quienes nos brindan ese apoyo al principio de nuestra vida son los padres y familia cercana, pero en la edad adulta es nuestra pareja en quien centramos la mayor de nuestra dependencia.

Cuando esta confianza se rompe por una infidelidad puede darse un trauma con consecuencias muy perniciosas a corto, medio incluso largo plazo si no son atajadas adecuadamente con apoyo social o profesional.

Agravantes del trauma por infidelidad

Hay dos posibles agravantes en la sintomatología postraumática por infidelidad, y estos son la vivencia previa de otras situaciones de infidelidad ya sea en carne propia o en el entorno cercano que haya tenido relevancia, por ejemplo en los padres o familiares cercanos; y, por otro lado, que se pase página pronto, se perdone la infidelidad y se siga adelante en pareja sin tratar a fondo el suceso ni integrarlo. En este caso la autoestima seguiría su descenso y la situación enrarecida podría traer efectos secundarios adversos como la suspicacia o una nueva infidelidad.

Recuperación del trauma por infidelidad

La recuperación puede ser larga y tediosa, tanto más cuanto más inesperada haya sido la infidelidad o más profundo haya sido el trauma en términos de duración y profundidad de la relación paralela.

Consejos para superar el trauma

Algunos datos a tener en cuenta a la hora de afrontar la superación de un postrauma por infidelidad son tomar el tiempo necesario para procesar lo que ha pasado, cómo lo integramos y cómo nos vemos en relación con lo que ha pasado para redefinir nuestra relación o romperla. Por otro lado es conveniente contar con las personas que nos quieren y en las que confiamos para tener su apoyo y su consuelo… incluso su consejo; aunque para consejo lo más adecuado es buscar ayuda profesional, ya que podrá ayudar a reestablecer la confianza ya sea para romper la relación como para continuarla, así como para reconstruir la autoestima y elaborar el dolor, que a veces se hace tan insoportable que se guarda en un rincón, cuando el dolor está ahí para algo muy valioso.

El proceso de recuperación del trauma por infidelidad no solo implica sanar emocionalmente, sino también reconstruir la confianza en uno mismo y en los demás. La ayuda profesional puede ser clave para integrar la experiencia y avanzar hacia una vida más plena.

Trastorno de Estrés Postraumático: Síntomas y cómo superarlo